Nuestros países se enfrentan a cada vez más presiones para legalizar la eutanasia o para incluir nuevos grupos a las leyes de eutanasia actuales. Los médicos se enfrentan cada vez más a las solicitudes de los pacientes para terminar con sus vidas a través de la eutanasia. Acabar con el sufrimiento no implica un derecho a exigir a un profesional del cuidado que acabe con su vida. En lugar de mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables, propone un “nuevo derecho”; pueden pedir que los maten cuando «sus vidas ya no tienen sentido ni valor». ¿Cuánto de esto está detrás de injusticias sociales invisibles de las que no queremos ocuparnos?
Los datos a nivel mundial nos alertan de que el 88% de las necesidades de cuidados paliativos no están lo suficientemente cubiertas, traduciéndose en millones de personas que se quedan atrás. Los pacientes tienen derecho a recibir la atención adecuada que necesitan para su bienestar y calidad de vida: tienen derecho a los cuidados paliativos que tienen como objetivo aliviar el sufrimiento y el malestar que experimentan los pacientes respetando su dignidad hasta su muerte natural. La eutanasia se presenta como la solución final cuando en realidad vulnera el derecho a la vida de las personas y el derecho de los pacientes a ser acompañados por una atención médica integral para vivir y morir con dignidad.
Los derechos humanos son inalienables. Aunque alguien quiera renunciar a sus derechos humanos, no puede, porque no deja de ser humano. Nadie puede explotar, torturar o matar a otro, porque la persona en cuestión lo solicite. La autonomía tiene límites, la dignidad no se anula por decisión. No es una cuestión de libertad, es una cuestión de respeto a la dignidad humana. El derecho a matar no debería inventarse, sin embargo, algunos países ya lo han hecho. No faltan voces llamando progresistas a las leyes de eutanasia de Bélgica, Holanda y Canadá o recientemente en España.
Pero sería bueno estudiar en profundidad lo que está pasando en esos países para tomar medidas que promuevan políticas de cuidados paliativos acordes (que respondan) a las necesidades y la calidad como seres humanos nos obliga a reconocer que los Estados deben poner todos los medios a su alcance. disposición para el desarrollo de políticas éticas para los más indefensos y vulnerables y para no promover el suicidio y la eutanasia.
En este simposio abordaremos la forma en que podemos utilizar todos los medios ya disponibles y los medios que aún necesitamos para garantizar un cuidado humano que respete la dignidad y la vida de todas las personas hasta la muerte natural.