Bruselas 10 de junio de 2022.- El Parlamento Europeo ha adoptado el jueves 9 de junio, por 364 votos a favor, 154 en contra y 37 abstenciones, una resolución en la que recuerdan al Tribunal Supremo de los Estados Unidos que debe “respetar” la sentencia del caso Roe contra Wade (1973), que otorga protección constitucional al derecho al aborto en el país.
El pleno tras el debate parlamentario el miércoles, ha instado al presidente estadounidense Biden y a su administración a garantizar el acceso al aborto; al Gobierno de Texas para que derogue la ley 8 del Senado de este estado y piden a otros estados de EE.UU. con leyes similares que adapten su legislación.
Además de esta intromisión en un país soberano y en su administración de justicia atacando directamente a la separación de poderes, los eurodiputados han pasado a solicitar que los ciudadanos europeos financiemos el aborto señalando que “desde el Servicio Europeo de Acción Exterior, la Comisión y todos los países de la UE se contemple compensar cualquier posible reducción de la financiación estadounidense a la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR) a nivel mundial, y priorizar el acceso universal al aborto seguro y legal en sus relaciones exteriores”.
Tras estas “recomendaciones” a un País soberano, los Estados Unidos, y a su Tribunal Supremo, los eurodiputados instan a los países de la UE a la despenalización del aborto, indicando que los profesionales médicos no deben negar a las mujeres el acceso al aborto por motivos religiosos o de conciencia.
Jaime Mayor Oreja, Presidente de la Federación Europea One of Us afirma que “La Unión Europea camina hacia la nada siguiendo la estela de las declaraciones del Presidente Emmanuel Macron al anunciar su pretensión de llevar el aborto como un derecho a la Carta de Derechos fundamentales de la UE. Hoy más que nunca debemos movilizarnos y desde One of Us hacemos un llamamiento a esta movilización contra este tránsito de Europa a la nada. Hacemos un llamamiento a todos los países, a las organizaciones y a los ciudadanos europeos a realizar acciones de movilización contra este ataque directo a los propios cimientos de nuestra civilización”.
Marina Casini, Presidente del Movimiento Italiano Por la Vida declara: “Digámoslo claro: el derecho al aborto es el aborto de la ley, de los derechos humanos y de Europa. No es un juicio sobre mujeres, sobre experiencias, sobre dramas, sobre individuos. Es un juicio sobre una ideología que se rebela contra la sola idea de que la Corte Suprema de los Estados Unidos pudiera revocar la sentencia de 1973 y considerar al concebido como un ser humano digno de vivir, una ideología que no tolera en modo alguno que se hable de ese ser humano: el concebido, el niño por nacer, la persona en su camino al nacimiento; en una palabra, uno de nosotros. Negar el derecho a nacer es desmoronar el gran proyecto político por el que existe la Unión Europea, es abrir el surco de una contradicción lacerante. Si reflexionamos profundamente, la Unión Europea (UE) nació para defender la vida. Y hoy más que nunca, pensemos en la guerra en curso, es esencial fortalecer esta conciencia. Aún más inaceptable es el reclamo feminista actual -también pregonado por poderosos lobbies internacionales- de considerar el aborto como un «derecho humano fundamental». Nada podría contrastar más con la cultura de los derechos humanos”.
La Federación Europea afirma que la resolución del Parlamento Europeo del 9 de junio de 2022 es una amenaza global para la libertad y la dignidad de las mujeres y para el derecho a la vida del niño. Ataca al principio de subsidiariedad y a la soberanía de los estados miembro y elimina el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales de la salud que no han recibido su formación sanitaria para eliminar a las personas, sino para sanarlas.
Esta Resolución, como el informe Matić aprobado en 2021, introduce una discriminación aterradora contra las mujeres. El aborto no es un derecho. El aborto es una forma particular de violación atroz contra la mujer, contra su mente, contra su cuerpo, su intimidad, su fertilidad y su propia naturaleza en general.
En lugar de desfigurar los derechos pretendiendo que el aborto se convierta en un derecho, ¿por qué no preocuparse seriamente por liberar a las mujeres de los condicionamientos (¡son tantos!) que las empujan a abortar? ¿No sería esta una forma de proteger la salud de las mujeres dañadas por el aborto? ¿Por qué no invertir fondos y recursos en fomentar los nacimientos, en lugar de promover iniciativas para evitar que multitudes de seres humanos vean la luz? Hablar del derecho a la vida no es un estorbo, un freno, una dificultad en política, sino -por el contrario- un motor.
Además de esta intromisión en un país soberano y en su administración de justicia atacando directamente a la separación de poderes, los eurodiputados han pasado a solicitar que los ciudadanos europeos financiemos el aborto señalando que “desde el Servicio Europeo de Acción Exterior, la Comisión y todos los países de la UE se contemple compensar cualquier posible reducción de la financiación estadounidense a la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR) a nivel mundial, y priorizar el acceso universal al aborto seguro y legal en sus relaciones exteriores”.
Tras estas “recomendaciones” a un País soberano, los Estados Unidos, y a su Tribunal Supremo, los eurodiputados instan a los países de la UE a la despenalización del aborto, indicando que los profesionales médicos no deben negar a las mujeres el acceso al aborto por motivos religiosos o de conciencia.
Jaime Mayor Oreja, Presidente de la Federación Europea One of Us afirma que “La Unión Europea camina hacia la nada siguiendo la estela de las declaraciones del Presidente Emmanuel Macron al anunciar su pretensión de llevar el aborto como un derecho a la Carta de Derechos fundamentales de la UE. Hoy más que nunca debemos movilizarnos y desde One of Us hacemos un llamamiento a esta movilización contra este tránsito de Europa a la nada. Hacemos un llamamiento a todos los países, a las organizaciones y a los ciudadanos europeos a realizar acciones de movilización contra este ataque directo a los propios cimientos de nuestra civilización”.
Marina Casini, Presidente del Movimiento Italiano Por la Vida declara: “Digámoslo claro: el derecho al aborto es el aborto de la ley, de los derechos humanos y de Europa. No es un juicio sobre mujeres, sobre experiencias, sobre dramas, sobre individuos. Es un juicio sobre una ideología que se rebela contra la sola idea de que la Corte Suprema de los Estados Unidos pudiera revocar la sentencia de 1973 y considerar al concebido como un ser humano digno de vivir, una ideología que no tolera en modo alguno que se hable de ese ser humano: el concebido, el niño por nacer, la persona en su camino al nacimiento; en una palabra, uno de nosotros. Negar el derecho a nacer es desmoronar el gran proyecto político por el que existe la Unión Europea, es abrir el surco de una contradicción lacerante. Si reflexionamos profundamente, la Unión Europea (UE) nació para defender la vida. Y hoy más que nunca, pensemos en la guerra en curso, es esencial fortalecer esta conciencia. Aún más inaceptable es el reclamo feminista actual -también pregonado por poderosos lobbies internacionales- de considerar el aborto como un «derecho humano fundamental». Nada podría contrastar más con la cultura de los derechos humanos”.
La Federación Europea afirma que la resolución del Parlamento Europeo del 9 de junio de 2022 es una amenaza global para la libertad y la dignidad de las mujeres y para el derecho a la vida del niño. Ataca al principio de subsidiariedad y a la soberanía de los estados miembro y elimina el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales de la salud que no han recibido su formación sanitaria para eliminar a las personas, sino para sanarlas.
Esta Resolución, como el informe Matić aprobado en 2021, introduce una discriminación aterradora contra las mujeres. El aborto no es un derecho. El aborto es una forma particular de violación atroz contra la mujer, contra su mente, contra su cuerpo, su intimidad, su fertilidad y su propia naturaleza en general.
En lugar de desfigurar los derechos pretendiendo que el aborto se convierta en un derecho, ¿por qué no preocuparse seriamente por liberar a las mujeres de los condicionamientos (¡son tantos!) que las empujan a abortar? ¿No sería esta una forma de proteger la salud de las mujeres dañadas por el aborto? ¿Por qué no invertir fondos y recursos en fomentar los nacimientos, en lugar de promover iniciativas para evitar que multitudes de seres humanos vean la luz? Hablar del derecho a la vida no es un estorbo, un freno, una dificultad en política, sino -por el contrario- un motor.
Responderemos a esta injusticia con una resistencia cultural pacífica para defender la dignidad y la libertad de las mujeres y los niños, para vivir y acoger la vida.