Queridos amigos de la Federación Europea «One Of Us»
Estoy agradecido por su aprecio y, precisamente por la confianza que tengo en su amistad, me siento capaz de proponer una nueva estrategia, asignar el “Premio Europeo de la Vida” a las madres de toda Europa podría ser un comienzo.
Necesitamos que las madres de Europa alcen con una voz clara y unánime que, desde su concepción, cada uno de sus hijos es «uno de nosotros». Rehusando ver al feto del modo que ha sido impuesto por pequeños grupos de feministas que dicen hablar con la voz de todas las mujeres, pero las madres europeas son más numerosas y son las que garantizan la perseverancia del Estado y el futuro de la historia.
Las mujeres han reiterado, y con razón, su igualdad en lo que concierne a la población masculina, ya que la maternidad es un privilegio que coloca a las mujeres en una posición superior a la del hombre al considerar el camino hacia el bien común y el progreso civil. En Italia hemos conocido a muchas madres que, para evitar lastimar a sus hijos, se han negado a tratar sus propias enfermedades. Algunos fallecieron y se abrió un proceso canónico de beatificación para varias de estas mujeres. En otras naciones europeas ha habido más madres heroicas. Todos ellos apoyan a «One Of Us» y todos las admiran, algo que no se atreverían a hacer si el embrión nonato fuera simplemente un grupo de células o un trozo de tejido como lo es el cabello.
En vez de ser admiradas, las madres son tomadas como desquiciadas. Sin embargo, no creo que el premio deba ir a estas madres heroicas, sino a la normalidad de la maternidad. La gran mayoría de las mujeres son madres o desean ser madres. Aceptan la distorsión de sus cuerpos, el dolor del parto, algo que los hombres no estarían dispuestos a aceptar para lograr ningún objetivo, sin importar lo valioso que sea. Es obvio que la gran mayoría de las mujeres reconocen al embrión nonato como «uno de nosotros».
Además, el embarazo puede interpretarse como un abrazo íntimo e ininterrumpido que dura muchos meses. Es el sello del amor que se estampa en el comienzo de la vida humana y que mantiene su vínculo a lo largo de toda la vida tanto del niño como de la madre. Estas consideraciones colocan a la madre un peldaño por encima del hombre. El camino histórico hacia la igualdad casi se ha logrado a nivel social y familiar, pero este privilegio femenino ayuda a toda la humanidad a caminar con mayor celeridad hacia la paz. A pesar de su naturaleza simbólica, este premio se ajusta a nuestros tiempos, en los que existe preocupación por el declive de la natalidad y por ser la víspera del Día Internacional de la Mujer.
Con un cordial saludo a todos los presentes.