La mujer, de 64 años, había sido diagnosticada de un «depresión incurable», aunque su psiquiatra dudaba que cumpliera los requisitos para solicitar su muerte
Su hijo, que ha llevado el caso a la justicia, solo fue informado de las intenciones de su madre cuando le llamaron del hospital para retirar el cadáver
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictado una sentencia contra Bélgica por haber autorizado la aplicación de la eutanasia a Godelieva de Troyer, quien murió por inyección letal en 2012, a los 64 años. La víctima había sido diagnosticada de una depresión «incurable» y fue llevada a la muerte sin que lo supieran sus familiares, empezando por su hijo, Tom Mortier, que es quien ha llevado el caso ante la justicia.
Según el tribunal, Bélgica violó el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que establece que el derecho de toda persona a la vida debe estar protegido por la ley, y a pesar de ello no examinaron adecuadamente las alarmantes circunstancias que condujeron a esta muerte provocada.
En concreto se reprocha a la Comisión Federal para el Control y la Evaluación de la Eutanasia de Bélgica, que revisa los casos cuando ya se han producido, que su papel fue «insuficiente» para clarificar las circunstancias relacionadas con la eutanasia de De Troyer. Sin embargo, no ha considerado que haya habido violación alguna del marco legislativo belga que permite la práctica de la eutanasia.
La sentencia establece que «teniendo en cuenta el papel crucial jugado por la Comisión en el control a posteriori de la eutanasia, la Corte considera que el sistema de control establecido en el presente caso no aseguró su independencia». Por lo tanto, concluyó que Bélgica no cumplió con su obligación de proteger a los ciudadanos que establece la Convención tanto por la falta de independencia de la Comisión como por la falta de prontitud de la investigación penal posterior.
La persona a la que fue practicada la eutanasia estaba físicamente sana y el psiquiatra que le había tratado durante más de 20 años dudaba de que cumpliera con los requisitos de la ley de eutanasia belga. Sin embargo, ni el oncólogo que le administró la inyección letal ni el hospital donde se llevó a cabo la eutanasia informaron a su hijo ni siquiera de que estaba considerando inducir la muerte de su madre.
Este se enteró el día después de que pusieran fin a la vida de Godelieva de Troyer cuando el hospital le pidió que hiciera los arreglos necesarios para hacerse cargo del cadáver y los efectos personales de su madre. En el juicio se ha descubierto que el mismo médico que le administró la inyección letal también es copresidente de la Comisión Federal encargada de aprobar los casos de eutanasia, incluido este, lo que demuestra un claro conflicto de intereses. En Bélgica mueren legalmente unas siete personas diarias por eutanasia.