La muerte de cualquier ser humano siempre es digna, pues la dignidad es intrínseca a la naturaleza humana.
El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia considera que “la muerte de Vicent Lambert tras retirarle la hidratación y la alimentación es un acto objetivamente eutanásico, ya que, aunque padecía graves lesiones cerebrales, no estaba en coma ni en fase terminal”.