La entrada en vigor de la «ley del latido fetal» en el estado de Texas el 1 de septiembre ha suscitado la indignación de buena parte del establishment abortista
Ante el “esfuerzo de gobierno” anunciado por el presidente Joe Biden para revocar la medida, bajo la presión de los lobbies y negocios pro- aborto, Salvatore Cordileone, ha hecho público su “deber de enfrentar a los políticos Católicos que apoyan el derecho al aborto” en una carta publicada en el diario Washington Post.
La restricción del aborto no es la única medida adoptada en Texas: Texas está invirtiendo 100 millones de dólares para ayudar a las madres, agencias de adopción y hogares de maternidad, brinda asesoramiento gratuito y capacitación laboral para las madres que deseen tener a sus bebés.
El aborto mata a un ser humano único e irrepetible que crece en el útero de su madre y el derecho a la vida de ese ser humano constituye un valor supremo cuya titularidad corresponde a todos los individuos de la especie humana y cuya violación es de carácter irreversible, ya que desaparece el titular de dicho derecho.
Todo atentando contra la vida y todo acto de privación de la vida constituyen actos no permitidos por la mayoría de Constituciones de los Estados, cuyas normativas protegen la vida en todas sus formas y en todos sus momentos, sin excepción alguna. Frente a la jerarquía que tiene el derecho a la vida como valor supremo, los restantes derechos como son el derecho al honor, a la buena imagen, a la libre sexualidad, entre otros, se ubican en una jerarquía subalterna, lo que significa que no puede sacrificarse el valor supremo de la vida para proteger, en base de su negación, derechos secundarios. La ciencia ya ha confirmado que la vida comienza en el momento de la concepción, y por tanto el ser que está por nacer debe ser protegido en igualdad de condiciones que el nacido, pues las leyes nacionales y los tratados internacionales garantizan la igualdad ante la ley de todos .
A pesar de todo ello y aunque Texas impone este criterio de la defensa del valor supremo de la vida humana , el fiscal general de EEUU, Merrick Garland, aseguró que estaba explorando de forma urgente todas las opciones para responder a la ley de Texas, con el fin de «proteger los derechos constitucionales de las mujeres y otras personas, incluido el aborto». De manera clara se pretende boicotear una ley que reconoce el valor del carácter universal de la vida humana. Su no reconocimiento equivaldría a negar la superioridad de la persona humana frente a los demás seres, que configuran su entorno.