La decisión de la Corte Constitucional de Colombia de despenalizar el aborto hasta la semana 24 no solo es histórica en América Latina, también ha levantado ampollas entre los movimientos de la defensa de la vida y la propia Conferencia Episcopal Colombiana rechazaron el fallo del alto tribunal.
Estamos llamados a respetar coherentemente la vida desde la gestación hasta la muerte natural. La vida es un derecho fundamental y hay que seguir defendiendo la vida humana.
Este lunes la Corte cerró una discusión que se prolongó por 523 días. Los magistrados tuvieron una votación de 5 contra 4. En la decisión, el aborto deja de ser delito hasta la semana 24, es decir, las mujeres podrán interrumpir su embarazo en ese lapso de tiempo sin tener consecuencias jurídicas.
Sin embargo, la iglesia católica argumentó su oposición citando el artículo 11 de la Constitución: El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte.
“La Constitución de Colombia reconoce que la vida es el derecho fundamental de todos los ciudadanos y de ahí parten los demás derechos que son defendidos en Colombia y en todo el mundo”
La federaciòn One of Us afirma que «Es deber de todo Estado proteger la vida humana. Y así se ha entendido a lo largo de la historia (salvo épocas oscuras que todos podemos recordar) y por ello la ley garantiza el respeto al ser humano desde el inicio de su vida. La despenalización del aborto es secundaria en relación con el derecho a la vida y el derecho a la vida está en la cima de los derechos fundamentales. Ignorar eso atenta contra nuestra esencia como civilización».
La evidencia científica nos ha demostrado que la vida humana comienza en el momento de la concepción, en la fusión de los gametos, y que no hay una diferencia sustancial sino sólo una diferencia de desarrollo entre el cigoto que aparece inmediatamente después de la fertilización, el feto y el recién nacido. Si biológicamente es de hecho una vida humana, un ser humano vivo, su eliminación atenta contra la más elemental conciencia, solidaridad y humanidad .
Este error antropológico fundamental que consiste en hacer de la destrucción de la vida humana un valor plantea elevar a la categoría de derecho una tragedia, cual es el aborto.